Victoria Marca, tejedora y empresaria, es propietaria de Wiñay Lurata, que significa “hecho para siempre” en aimara. Esta empresa se dedica a la confección de prendas en lana de alpaca.
Pasamos una tarde muy agradable en el acogedor jardín de su casa, donde también tiene el taller, y le invitamos a que comparta con nosotros la historia de su emprendimiento:
“…trabajamos tres personas, hacemos trabajo en cadena, yo más que todo me encargo del control de calidad, el bordado, la costura, a veces tejo, también. La gente que me ayuda se lleva las máquinas a sus casas, prefiero dárselas para que no gasten en pasajes, no pierdan tiempo y puedan ver a sus hijos. Nos repartimos el trabajo de acuerdo a las capacidades de cada uno, unos tejen mejor, otros prefieren coser a unos les gusta hacer bufandas, a otros no…
Me gusta tejer, me gusta lo que hago. Yo diseño, también conozco personas que me lo diseñan y, a veces, los mismos clientes mandan sus diseños.
Yo tenía tienda en la Sagárnaga (calle de artesanías), ahí conocí a la mayoría de mis clientes. Por mi hijo tuve que cerrar mi tienda. Además tengo que atender el taller que es como un hijo más. Como ya me hice conocer, gracias a la tienda, ahora me mandan fotos o patrones para que yo replique.
La totalidad de mi producción se vende afuera. Aquí no saben apreciar, prefieren comprar de El Alto ropa americana, además tienen la idea de que los campesinos nomás deben usar ropa de alpaca.
Mi mamá me enseñó a tejer en telar, además soy de Patacamaya y ahí todos se tejen sus camas, polleras, ponchos tarabuqueños, bayetas de la tierra, todo lo que haga falta en la casa. Al menos, cuando yo tenía 10, 12 años, tejían, ahora creo que compran nomás, como hay ese polar sintético que es barato. Esa feria de El Alto ha influido en que la gente deje de tejer.
Aprendí a usar la máquina aquí, en La Paz. Mis familiares tienen tienda en la Sagárnaga y con ellos aprendí.
Hay pedidos bien complicados, con artos diseños, hay clientes que piden con muchos diseños y otros que piden diseños más sobrios y sencillos, como los de la Caserita. Aparte de la Caserita, buena parte de nuestros clientes son de Chile.
Con la Caserita trabajo desde hace tres años y me va bien trabajando con ellos, pagan bien y a tiempo, es difícil encontrar vendedores que paguen bien y a tiempo, en consignación nomás quieren que dejes tus productos y te hacen volver un montón de veces sin motivo, en cambio con la Caserita todo es con fecha”.