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Luthiers Quispe Torrez
     
 

Luthiers Quispe Torrez : calidad y experiencia.

Carlos y Pedro Quispe Torrez son dos hermanos Luthiers de El Alto.
Compartimos una tarde con ellos a fin de conocer su trabajo y escuchar un poco de su historia…

A medio día de un miércoles, nos encontramos frente al mercado campesino de un barrio de El Alto. Un simpático joven, Carlos, nos lleva en su coche, viene de buscar unas baterías. El taller no está lejos, en dos minutos estaremos frente a la gran puerta metálica de la propiedad Quispe Torrez.

Ahí encontramos a Pedro, quien nos hace pasar a su escritorio. En un ambiente relajado, empezamos la entrevista y ellos, con mucha sencillez, nos cuentan sobre su trayectoria.

Vienen de Walate, una pequeña población a orillas del lago Titicaca, se especializaron desde muy corta edad en la elaboración de instrumentos musicales, puesto que proceden de una comunidad donde se dio origen a varios instrumentos de la cultura aimara.

Tras terminar el servicio militar, a sus 18 años, Pedro empieza a trabajar como aprendiz en el taller de Achá, un  reconocido luthier de La Paz, que participaba en ferias internacionales y era frecuentado por los mejores charanguistas bolivianos. Ahí permanece nueve años aprendiendo el arte de este oficio.

El es totalmente empírico, no tiene estudios de luthier más que los adquiridos en la práctica de la mano de un maestro que le transmitió los saberes que imprimen el distintivo en el acabado de cada charango.

Esta forma de aprendizaje representa una inversión para ambas partes, por un lado, el maestro forma al aprendiz para que este trabaje para él y, por el otro, el aprendiz trabaja para él a cambio de aprender el trabajo.

Sin embargo, a menudo, los aprendices creen haber aprendido todo y montan su propio taller, pero muy pocos llegan a igualar o superar a su maestro, para luego competir con él en el mercado.

En 2005, luego de haber aprendido el oficio, Pedro se asocia con su hermano Carlos, a quien le transmite todos sus conocimientos, juntos montan un taller en El Alto, donde brindan una capacitación completa (fabricar el charango de principio a fin) a una decena de jóvenes aprendices.

La fabricación completa de un charango (que incluye el barnizaje y el secado) demora, por lo menos, siete días enteros.

Los charangos del taller Quispe son de muy alta calidad, ya que ellos prestan la atención necesaria que demanda cada etapa de su fabricación.

Por ejemplo, aún si se les envía la madera ya seca desde Santa Cruz, ellos la dejan secando un año antes de utilizarla. El secado de la madera es muy importante, ya que si tiene vestigios de humedad, el mango del charango se deforma con el transcurso del tiempo.

Los materiales empleados son, igualmente, de muy alta calidad (madera de  palo santo, de jacarandá, de naranjillo, de ébano, etc.), a fin de hacer charangos de lujo para estudiantes, para profesionales y semiprofesionales.

Tienen como clientes a grandes exponentes del charango en Chile y aseguran que, en el exterior, donde se va con el charango en mano se vuelve con pedidos, e-mails. Fabrican todo tipo de charangos, grandes, pequeños, con una cuerda vibrante, walaychus, ronrocos, charangos para mujeres, etc.

Los hermanos Quispe son muy puntuales en la entrega de sus productos y la calidad de los mismos constituye una ventaja que les permite exportar.

En sólo cinco años ellos se convirtieron en los luthiers más demandados de La Paz, ya que sus charangos, pese a gozar de la más alta calidad, son muy accesibles económicamente.

Ellos exportan, sobretodo, a Chile donde los charangos bolivianos son bien cotizados.

Cada charango está hecho, de principio a fin, con el amor, la entrega y dedicación, propias de un gran maestro.

Proceso de fabricación.

 

  1. Cortan la madera en Santa Cruz. Allá las máquinas esbozan la obra gruesa del charango.
  2. Se estoca la madera y se la deja secando un año, aproximadamente.
  3. Una vez seca, se la lija con la ayuda de una máquina
  4. La forma exterior es esculpida con una lima.
  5. El interior es vaciado y lijado a mano.
  6. Se arma la cara.
  7. Se pega un refuerzo sobre la cara del charango
  8. Se esculpe el mango y debajo se pega el diapasón y la paleta.
  9. El puente se lo hace, previamente, a mano en función al tamaño del charango, y se lo pega con un adhesivo especial.
  10. Si el charango lleva nácar, se debe pegarlo en esta etapa.
  11.  Se deja secando el pegamento de 10 a 12 horas.
  12. Se lo barniza a máquina y se lo deja secando 3 días enteros.
  13. Después es pulido a fin de que quede brillando.
  14. Y para terminar, se añaden las clavijas y las cuerdas.
 
   
 

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Comentarios - Dejar un comentario

 
     
 
28 Dcembre 2010 - nestor - (España)
      me ha gustado muxo este reportaje,los felicito por el arte k teneis en vuestras manos,y de paso me gustaroa saber kmo puedo acer la compra de un charango profecional,por favor enviarme informacion detallada ami correo aser posible algun num de tel o correo muxas gracias adios.....
 
 
     
     
     
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