Bolivia es el país más seguro de Latinoamérica. Lo que no quiere decir que sea un lugar libre de delincuencia.
En este país, existe la creencia (bien fundada) de que los extranjeros blancos, “gringos”, suelen llevar mucho dinero. No obstante, si se tiene la precaución debida, las posibilidades de ser víctima de un acto delictivo son mínimas.
Uno de los problemas más frecuentes es el “secuestro express”. Una nueva modalidad adoptada por antisociales que se hacen pasar por taxistas, y operan en las zonas más ricas de La Paz (zona sur y Sopocachi) en combinación con dos o más delincuentes, que retienen y torturan a su víctima, forzándola a sacar su dinero del cajero automático. Para prevenir este tipo de incidentes, es aconsejable que llame por teléfono al taxi de su confianza (taxi del hotel o recomendado).
Otra forma de atraco muy común de estos malhechores es que se hagan pasar por policías y pidan documentación. En Bolivia es poco posible que un policía que no vista uniforme tenga el derecho de pedirle sus papeles, de todos modos, muchas veces usan un disfraz (idéntico al uniforme). En ambos casos se recomienda hacer caso omiso y pasar de largo, puesto que ni siendo policías tienen el derecho de importunar a los extranjeros.
Cuando camine por la calle, se siente a comer y/o tomar algo (en un restaurante, café, bar o discoteca) o viaje en bus, preste mucha atención a sus efectos personales, pues nunca falta el “descuidista” al acecho.
Si quiere cambiar dinero, es mejor que lo haga en una casa de cambios, ya que los billetes falsos están a la orden del día.
Cochabamba y Santa Cruz son las ciudades más peligrosas de Bolivia, puesto que por ser zona de narcotráfico, existe una mayor tendencia a la delincuencia organizada.
Si tiene en cuenta todas estas recomendaciones, el “único riesgo es que se quiera quedar”, como dicen las publicidades colombianas. Y, no olvide que Bolivia es el país con menos índices de violencia en América Latina.